AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 04 - VERANO 2009

 

Autopajas

Xisco Fuster

 

Éste es un escrito suicida. Me voy a hacer un hara-kiri, es decir, un suicidio ritual por desentrañamiento. El escritor escribe para contar cosas y divertirse con la gente y que luego se hable de él. Ese escritor, dicen después de leerlo, qué bueno, porque lo que escribe es tan cierto, ¿sabes qué ha dicho?... Para hacerse con el público hay que procurar tocarle bien las partes, con mimo, que se lo pase bien contigo, leyéndote.

Este escrito va a satisfacer, como mucho, a un 0,5 % de la población.
Mira a tu alrededor e intenta juntar a 200 personas. Si estás rodeado de 3 personas, sois 4, entonces, multiplicaos por 50. Así seréis 200 personas.

Según las estadísticas, entre todas esas personas encontraremos a un solo lector de poesía. Se supone que la poesía la leen los que saben oler sus versos. Por cada 1 de ellas, otras 199 personas tienen básicamente 3 opiniones de la poesía y los poetas: 1. Son mariquillas. Ese exceso de sensibilidad, y esas cosas con rima que no hacen gracia ni con tarima, están creadas por y para deformes mentales. 2. Los que opinan que no hay nada que decir. Sencillamente, eso no les entra. No la entienden. La poesía es demasiado densa para ser consumida, uy, perdón, demasiado estúpida. No habla de dinero, ni de política, ni de trabajo, ni de sexo, ni de cotilleos, los cinco pilares de la sociedad. No interesa. Y por último, 3, existe otra parte del mundo, disperso en ese 99,5%, que opina que los que escriben poesía son autopajas. Me lo ha dicho un amigo hace un
momento: Los poetas... autopajas. He preguntado el porqué. Pero mi amigo se ha marchado, manteniendo la sonrisa en la boca. (Estoy seguro de que en cuanto he dejado de verle la cara ha emitido un suspiro de alivio, ¡qué difícil joder, una cosa es emitir opiniones y otra tener que explicarlas!). ¿Autopajas?, me he preguntado, yo solito.

La verdad, es cierto que algunos poetas son onanistas. Pero eso de generalizar de esa manera abominable, los poetas todos... autopajas. Estoy seguro de que, además de los que escriben poemas, más de un encofrador se ha dedicado a enaltecer su propio placer a base de frotar las partes sexuales que le pertenecen, pero ¿no estamos hablando de carne, verdad?

Conozco a unos cuantos poetas y poetisas marginados (un 0,5% es siempre un margen) y lo único que intentan es conmoverse con el mundo para el mundo.

No, no utilizan la televisión para enriquecer su acerbo sensible. Usan sus ojos. Y los dirigen hacia motivos diferentes a las vidas íntimas de una pandilla de exhibicionistas en un programa prime time. Miran el mar, los aires, las luces, el cielo, la tierra, la sonrisa, la lágrima, las estrellas, y la luna en cuarto creciente y en cuarto menguante y la luna llena y la nueva (sí que se ve, la luna nueva la ven los poetas). Es cierto que algunos postores apuestan con versos crípticos que no hay los entienda, a esos yo sí que les llamaría autopajas. Sin embargo, si acudimos a los poetas que han trascendido más allá de los portales de su ciudad, es decir, a poetas universales, como lo son Neruda o Lorca, no podemos calificarlos de autopajas sin perder la razón. Probablemente, la poesía es rechazada por aquellos que temen padecer sus emociones, salvajes, es mejor mantenerlas encerradas.

Esto de leer frases que se dirigen en dos sentidos es como mirar a un tipo bizco, no sé qué ojo mirarle. Es decir, la poesía es rechazada por los idiotas emocionales, los incapaces de leer dos sentidos en una frase, el 99,5% de la población, así lo dicen las estadísticas.

Autopajas
 

@ Agitadoras.com 2009